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En la segunda mitad del siglo XVIII, Madrid era la capital de Espa?ay, por lo tanto, síntesis de todo lo espa?ol. Era, además, sede de unEstado despótico ilustrado, que se comportaba, culturalmente comocentralizador, dirigista y de tendencia europeizante. Pero, al mismotiempo, Madrid era un pueblo sobre cuyo sustrato se habían ido posando ininterrumpidas inmigraciones de casi todos los puntos de lapenínsula. Era el pueblo llano , natural y naturalizado, que semanifestaba muy apegado a su gustos claramente autóctonos ytradicionales, y en el que empezaba a despuntar el embrión de unapresunta identidad madrile?a.Por otro lado, también el siglo XVIII espa?ol fue un siglo de «modas»y Madrid fue la principal pasarela, en la que las oscilaciones modales alcanzaron mayor tensión. Así, lo nuevo, lo ilustradoextranjerizante, francés o italiano, y lo nacional tradicional sealternaban y coexistían oponiéndose o interpenetrándose.Estos planteamientos impregnaron las manifestaciones sociales yartísticas. Y, de este modo, junto a un teatro dramático neoclásico, a la ópera y al ballet italianos y a los bailes y óperas cómicasfrancesas, como repertorios oficiales, forcejeaban, por coexistir,dignamente, los géneros espa?oles del sainete y de la comedia, de lazarzuela antigua y nueva, de la tonadilla escénica y de los bailesteatrales y escénicos.Esta obra trata de ofrecer, precisamente, el panorama del teatromusical y coreográfico de raíz, textura y proyección ibérica ypopular, así como los mecanismos e instituciones de divulgación delmismo. Y en esta perspectiva se pone el énfasis en el papeldesempe?ado por el grupo social madrile?o del «majismo-manolismo», con sus dos sectores de curtidores y chisperos. Pues este grupo -y susdefensores- se muestra como el depositario, transmisor y defensor,muchas veces a ultranza, de lo tradicional espa?ol frente a loextranjero o extranjerizante, y así trata de imponerlo en el teatro yen otras parcelas de la sociedad, aunque fuese sólo como unacontra-moda.El hecho fue que el «majismo» se constituyó, durante un tiempo, enprotagonista de sainetes, tonadillas escénicas y bailes teatrales ysociales. La «majeza» fue exaltada por la abundante literatura decordel, y la «majería», en cuanto a grupo contestatario, en algúnmomento parece que conectó con una opinión pública crítica contra losgobernantes, según se refleja en la literatura clandestina y libertina de la época.